lunes, 19 de octubre de 2015

La lista de lo que me queda.




Imágenes que dibujamos eternas. 

Papeles llenos de espirales turbias. 

Fotos fantasmagóricas de nuestros genitales.

También muchos regalos que de nada me valen.

Algunos buenos momentos.
Algunos malos instantes.
(Actualmente bastantes)



Documentos de Word llenos de ideas y transacciones;

mensajes de WhatsApp con diversos gustos y colores;

intensos SMS llenos de vilezas, también de bondades;

epístolas en Facebook contando pecados impronunciables ;

correos electrónicos dulces, amargos, agrios o picantes.

Un reguero de sonrisas, quejas, confesiones y besos digitales...

(Y otras ciertas cosas que no se nombran porque son ilegales) 



También...curiosidad por saber quién eres realmente.

Pero sobre todo: esta profunda y triste desazón,
impregnando mi memoria desde tu jodida traición;
al insultarme y huir sin dar la cara; conscientemente.



Estas son las huellas  con las que has taladrado el sendero 

que sirve a las hadas malvadas como salida de mi corazón.

Aunque (¡¡ALELUYA!!) no te has olvidado en ningún agujero:

restos de barro, mierda, uñas, costras o vestigios infinitos 

...de ninguna canción. 






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